Yasmin y Matheus estudiaban en la misma escuela, pero nunca se hablaban. Hasta que, en el último año, sus amigos en común decidieron ir al parque de la ciudad y organizar un amigo invisible. Además, coincidió que ese día era el cumpleaños de Matheus. Al final de la jornada, se intercambiaron regalos porque Matheus había sacado a Yasmin en el amigo invisible y Yasmin le regaló chocolates de cumpleaños.
Después de que empezaron a hablar, no volvieron a parar; tenían mucha afinidad y se querían mucho. Por suerte, vivían en el mismo barrio y iban al mismo gimnasio, lo que les permitió pasar muchos momentos juntos.
Cuando Yasmin tuvo la oportunidad de estudiar en el extranjero, parecía que la relación llegaría a su fin, pero gracias a Dios, Matheus pudo acompañarla en esta aventura.